lunes, 2 de marzo de 2009

Carta abierta a los Batllistas. Por Domingo Mendívil Wilson

Montevideo, 20 de febrero de 2009.-

Amigos:

Ingresé al Partido Colorado en 1982, en medio de la lucha contra la dictadura, alentado por la intrepidez, racionalidad y coherencia de un grupo de jóvenes que hicieron algunos actos anti dictatoriales, uno de ellos en el cine Arizona. Mi puerta de entrada, entonces, fue la C.B.I. En su representación tuve el honor de integrar el primer Comité Ejecutivo Departamental post-dictadura.

Yo venía de la izquierda, no cualquiera, la uruguaya de entonces, la de la OLAS. Los jóvenes que desconocen qué era la OLAS y qué efectos tuvo su “teoría del foco” y la estrategia de “hacer mil Vietnam en América Latina” pueden preguntar a sus padres o abuelos y leer. Les aconsejo que hagan las dos cosas. Es importante, ya que lamentablemente casi no se conoce la historia más reciente y lo sabido está distorsionado por la acción de promotores de la cultura imperante desde los años sesenta, con una única, vieja e intolerante orientación que yo también supe difundir.

Conocí de cerca propuestas y comportamientos desaprensivos con respecto a las personas y a valores como vida, libertad, familia; y luego de pasar por eso – de lo que no soy inocente, por el contrario, me considero también responsable y a veces me dan ganas de hacer un público pedido de disculpas como el que tanto se reclama y no se considera hacer, y de contar tantas anécdotas que parecen de ficción y pueblan mi subconsciente – me hice un liberal político convencido, de los que ponen en primer lugar la vigencia de las libertades democráticas; eso sí, con el objetivo de lograr, por ese único medio posible, la justicia social que tanto falta en el país.

Este pasado, que puede reiterarse si no afianzamos los instrumentos democráticos y asumimos una actitud republicana vigilante y activa, me convoca a canalizar la experiencia en un sentido positivo. Creo en la política y en la participación activa de la gente en los partidos, y pienso que son garantía del bienestar y la vigencia de valores necesarios para la convivencia y el crecimiento personal y colectivo.

Estoy convencido de que el Partido Colorado, por sus ideales básicos, su tradición y la apertura ideológica que prioriza desde su origen debería ser el abanderado de la libertad y la justicia. Creo, además, que ese es un valor diferencial que lo distingue con claridad y que está incorporado al imaginario social uruguayo.

Veo, a la vez, que desde hace años no hay renovación batllista.

Los sectores que se dicen batllistas expresan el pensamiento de viejos líderes, enormes personalidades que además, alguna vez deberán ser reconocidas por sectores de la sociedad uruguaya que han puesto en el índex sus nombres al amparo de esa cultura artificial y astillada que predomina en el Uruguay. Viejos líderes que merecen el reconocimiento del país por su incomparable aporte intelectual y político, pero que no han aceptado una realidad política incuestionable: que es la hora de nuevas generaciones, que deben dejar lugar a otros dirigentes que buscan su espacio y quieren ganarlo sin designaciones cupulares, y que todos los batllistas vamos a recibir con alegría la contribución que pueden hacer, con su sabiduría política, a los nuevos voluntarios dispuestos a esa acción política, tan caníbal.

La sociedad uruguaya ve en los representantes de los sectores autodefinidos como batllistas, los señores Hierro y Amorín Batlle, a candidatos presentados a hechura de los líderes, y además, provenientes de su riñón. Eso no le gusta. Hace mucho que no le gustan el anquilosamiento y las prácticas políticas poco participativas, que expulsan gente del Partido. Y como no ve posibilidades de cambio y renovación, se aleja.

Hace más de un año surgió otro candidato presidencial: el Dr. Bordaberry. Pocas veces se expresa como batllista. Prioriza, además, el relativismo pragmático a las ideologías. Tiene un admirable poder de comunicación y convocatoria y ha atraído a muchos colorados de siempre que están haciendo un esfuerzo para no abandonar las filas partidarias. También a muchos jóvenes, que se sienten representados por su sencillez, la falta de tics de político tradicional en sus comunicaciones, su llaneza. Pero el Dr. Bordaberry, con ese discurso tan poco ideologizado en lo general, a través de los contenidos de sus propuestas concretas está expresando una ideología distinta del Batllismo. Por ello tiene un techo de llegada a la ciudadanía y ya lo ha alcanzado. Compite, en ese espacio del espectro ideológico con fuerzas que se han expresado siempre mucho mejor en el Partido Nacional y le quitan espacio, con sus mayores posibilidades electorales.

Respeto a esos candidatos, creo que cada uno a su modo trabaja por el Partido, pero también que no amalgaman los dos componentes imprescindibles para sacar al Partido Colorado del tobogán en bajada en que se encuentra, privando a la sociedad de aportes que es la única fuerza política capaz de dar. Esos dos componentes son renovación y batllismo. Y los precisamos dinámicos y juntos.

Renovación en las estructuras, en las prácticas de designación de candidatos, en las reuniones poco numerosas y obsecuentes, en la búsqueda de cargos políticos aun a costa del sacrificio de valores esenciales.
Batllismo dicho no como una palabra que admite cualquier significado sino como término de una orientación que busca llegar a la gente, que procura nutrirse con el aporte de trabajadores, estudiantes, amas de casa, inserto en el imaginario de personas de todas las clases sociales; un Batllismo de justicia social, de salarios acordes al bienestar y al costo de vida, de leyes sociales que atiendan los reclamos de las minorías y de sectores postergados como las mujeres; un Batllismo que sea, como lo fue, garantía de justicia social.

Hoy el Partido no da esa imagen, ¿verdad? Da, en todo caso, la contraria. Y ha llegado a tal grado el proceso de aflojamiento de sus músculos que vemos con angustia cómo destroza dirigentes a los que deja sin esperanzas o expulsa hacia otras fuerzas o a la intemperie.

Leí en la prensa una nota que envió Ricardo Lombardo y en la que anuncia su desvinculación del Partido. No me deja indiferente. Esa comunicación tiene una virtud: muestra con claridad total que el éxodo colorado no está motivado por las acciones de los líderes de otros partidos sino por las del propio Partido Colorado, empeñado en la autodestrucción más dolorosa.

Ricardo Lombardo es un dirigente que dio su esfuerzo político por el Partido, como militante común, como dirigente sectorial, como director de la prensa batllista, y desde los más altos cargos públicos. Y todos sabemos que no es el primero en su caso.

Entonces, les escribo esta carta. Carta personal dirigida a la intimidad de cada uno de ustedes y abierta al acceso de todos. ¡Basta ya! ¡Basta! Cesemos la destrucción y la pérdida de votantes y dirigentes del Partido.

Es hora de formar una compacta columna que haga cesar este proceso suicida. Una columna en que nos sumemos los colorados y batllistas de siempre, los que están frenados por un escepticismo lógico, los que se fueron para otras tiendas en las que no se pueden quedar pero que no saben cuál es su casa o cómo volver, los que recién abandonaron el partido por otros destinos. Para fortalecer las acciones de los jóvenes que ingresan a la actividad política después de unas elecciones internas juveniles que asombraron a los incrédulos.

Los batllistas renovadores – batllistas y renovadores – abrimos las puertas de la Casa del Partido. Y levantamos una consigna: la de VOLVER A CASA.

Volver a nuestra casa, la Casa del Partido Colorado, para llenarla de alegría militante, de acción política compartida, de ideales renovados, de participación reconocida y con un lugar para cada uno de nosotros. Vamos a abrir puertas y ventanas de un partido que debe recibir, afable y con alegría, a todos los que todavía y pese a todo, están dispuestos a una última cuota de confianza.

Un grupo de viejos militantes junto a numerosos jóvenes, acompañados por figuras señeras de filiación colorada y batllista, acaba de constituir un nuevo sector partidario y de postular a Daniel Lamas como pre-candidato a la Presidencia de la República.

Colorados, batllistas de todas las filiaciones y localizaciones, necesitamos de ustedes para esta cruzada que llevará un espíritu nuevo a los locales partidarios y se proyectará en nuestro pueblo.

Desde el corazón, con el dolor de lo ocurrido, escribo esta carta para convocar a todos ustedes a la militancia, a reivindicar los ideales y a demostrar que sí se puede cambiar, que sí se puede llenar de batllismo esa casa revestida en mármoles fríos.

Amigos: hay que comprometerse. No se trata de una nimiedad. Están en juego la racionalidad política, las libertades, la posibilidad cierta de lograr la justicia social en democracia. No es moco de pavo.

Domingo Mendívil Wilson

No hay comentarios: